El tesoro de Lilith: un cuento sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual

Ante los cambios que se avecinan en la adolescencia, sobre todo cuándo eres madre de tres niñas, oí hablar de un libro precioso El Tesoro de Lilith, un cuento sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual, para explicar de una forma didáctica, la magia de nuestra naturaleza. Tenemos la regla, porque somos dadoras de vida. Se trata de un tesoro, una reivindicación de la riqueza y belleza que existe en el interior de nuestro cuerpo. El libro, creado e ilustrado por Carla Trepat Casanovas, es un regalo que he querido hacerle a mi hija mayor para destapar temas tabú, mostrados de un modo curativo, tierno y beneficioso, para que se convierta en una chica radiante, fuerte, con autoestima y segura de sí misma. Es una cautivadora historia de lo que significa ser mujer, de la fuerza de nuestra naturaleza cíclica y energía. Al final del libro hay una interesante y reveladora guía elaborada por la psicóloga Anna Salvia Ribera, especialista en salud sexual y autora del libro Viaje al ciclo menstrual. 


Me encanta cómo se encabeza el libro: Este cuento es para que las niñas conozcan desde bien pequeñas el gran tesoro que son. Es para que las chicas descubran las mariposas que llevan dentro. Es para que las mujeres se reconcilien con su sexualidad y se enamoren de la gran maravilla que es su ciclo menstrual. Y es para que todos los niños, chicos y hombres conozcan y aprendan a amar la sexualidad femenina. 
Demasiadas mujeres llegamos a la adolescencia con dudas respecto al número y ubicación de los agujeros que tenemos entre las piernas y sin saber qué es el clítoris, ni donde está, ni para qué sirve y seguimos desconociendo de adultas que en el fondo de nuestra vagina hay una cosa parecida al glande del pene que se llama cuello del útero y que cambia periódicamente en función del ciclo menstrual y el de reproducción. Debemos como padres incluir estos órganos: clítoris, labios, uretra, vagina, útero u ovarios en nuestra cotidianeidad para que se conozcan, se acepten y se cuiden. 


El útero, representado en el cuento como la flor de la vida, es un órgano muy poderoso, imprescindible para el ciclo menstrual y reproductivo, para el placer (tanto para la excitación como para el orgasmo) y para la intuicion (es el centro intuitivo de la mujer). Las niñas lo sienten desde bien pequeñas, cuando trepan por cuerdas o árboles, cuando hacen abdominales, bailan o balancean la pelvis y tienen una comunicación fluida con él. Lo único que tenemos que hacer es no cortar esa relación sana con su útero: nombrarlo, tenerlo presente en el día a día y permitir su movimiento. Para nuestra cultura los pechos son uno de los principales iconos eróticos y zona erógena. También se relaciona con la lactancia. Cuando damos de mamar a nuestro bebé lo nutrimos con comida pero también con amor. Aunque los hijos ya no mamen siguen acudiendo al pecho cuando necesitan seguridad, calma y cariño. Y de adultos nos seguimos reconfortando en los pechos de una mujer cercana cuando tenemos problemas. Prueba a masajear tus pechos, poniendo atención en la belleza de sus formas, su textura y las emociones y sensaciones que van despertando. 

La vida de una mujer puede dividirse en tres grandes etapas: infancia, etapa fértil y madurez. Durante la infancia y madurez, somos lineales pero durante la etapa fértil somos cíclicas, vivimos al ritmo de un patrón que se repite periódicamente (el ciclo menstrual y el ciclo de reproducción). Nos esforzamos en luchar en contra de nuestros estados cambiantes porque desconocemos que esa es la naturaleza de la mujer en esa etapa, lo cual no es ninguna rareza, puesto que todos los seres vivos cambiamos al son de los ciclos naturales (el ciclo estacional y lunar, el día y la noche, la respiración).