La balsa de Cela: una piscina natural, entre Lúcar y Tíjola

Una de las pocas salidas que hemos hecho este verano ha sido a la piscina natural, conocida como balsa de Cela, entre los términos de Lúcar y Tíjola, en Almería. El agua está cristalina y emerge de manera natural, con un caudal constante de 42 litros por segundo y una temperatura, que se mantiene entre 22 y 24 º C. Estas aguas tienen propiedades medicinales para distintos tipos de enfermedades. Actualmente es el lugar preferido por el baño de los habitantes de la comarca y se ha convertido en un punto importante de confluencia turística durante los meses de verano. Voconia Avita, construyó para su república tagiliana (actual Tíjola) estas termas, entregando 2500 dinarios, para su cuidado y mantenimiento. 



El agua forma parte indisoluble del paisaje agreste de la sierra de las Estancias o Sierra de Lúcar. En torno al agua se desarrolla la vida doméstica, la vida y el ocio, quedando una huella plasmada en el territorio y en el paisaje humanizado. Es lo que sucede en el municipio de Lúcar, cuyas fuentes constituyen uno de los elementos patrimoniales más interesantes del municipio y son símbolo de identidad de la localidad. 


Las fuentes de los Caños, el Marchalillo o el Molinillo, son galerías drenantes cuyos orígenes se remontan a época musulmana y conforman un complejo y original sistema de captación de aguas subterráneas de un singular legado hidráulico. Una de las fuentes principales es la Fuente del Grande. Existe constancia de su existencia, desde el siglo XVII, cuando los indianos lucareños de la familia Marín de Poveda, enviaban cantidades de dinero a los familiares para que adquirieran propiedades en su nombre. Las tierras del paraje Las Alquerías las regaban con las aguas provenientes de esa fuente. En los años 60, el Instituto Nacional de Colonización, abrió un pozo en el paraje del Marchalillo, secando la fuente principal, existiendo una sentencia del Tribunal Supremo, reconociendo tal hecho.
En los alrededores de la piscina, hay muchos bares. Entre ellos, tiene muy buena fama El Rubio, dónde nos tomamos un cafelito y un helado con huevo kinder cada niño. En las inmediaciones hay sombras y hierba para poner la esterilla, alguna mesa o sillas y disfrutar de un pic nic en familia. Nos encantó el agua, cristalina y transparente. ¡Volveremos!




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