Poner normas y límites a los niños

Educar a los niños y conseguir que las normas y límites se asuman de forma instantánea es una tarea que consume mucho tiempo y energía, entrega y dedicación. Esta tarea requiere serenidad, para ser firmes sin humillarlos o agredirlos, lo que supone un gran esfuerzo para los padres, pero todo el trabajo que les dediquemos a los hijos en los primeros años de la vida, será tiempo ganado para el futuro y sobre todo, para la temida adolescencia. La inmediata obediencia a unas normas funciona igual de mal que las dietas rápidas, quizá den algún resultado, pero este no es duradero. Con el comportamiento ocurre lo mismo. Es necesario que los cambios se produzcan lentamente, que las conductas adecuadas se vayan logrando poco a poco para que, finalmente perduren. No se puede educar sin límites, sin normas. Sólo si se educa a los niños día a día, desde que son pequeños, y nos convertimos en modelo de conducta para ellos, conseguiremos que interioricen y asuman las normas. No podemos renunciar a darles esa formación que les permitirá adaptarse a una sociedad con sus propias normas y sentirse integrados en ella, convirtiéndose en personas independientes, responsables y felices. El tipo de autocontrol que enseñemos a nuestros hijos irá evolucionando a medida que vayan creciendo.
Poner normas es distinto que castigar. El objetivo de las normas es enseñar a los niños a hacer las cosas bien, mientras que el objetivo del castigo es enseñarlos a no hacer las cosas mal. El castigo se convertirá en un medio concreto y esporádico para lograr educarlos, pero siempre irá unido a poner límites, a darles responsabilidades, a estimular su amor propio, a enseñarlos a enfrentarse con los problemas y a resolverlos por sí mismos, a enseñarlos a decidir…
Las normas deben ser sensatas, racionales, concretas, educativas y fijas. Hay que poner el menor número posible, sólo las imprescindibles; dejar que los niños intervengan a la hora de fijarlas (si ellos toman parte en fijar los límites, les resultará más fácil cumplirlos); explicar a los niños el sentido de cada norma; es necesario que sepan con exactitud las consecuencias de no cumplir las normas y cómo harán sentir a los demás cuando se saltan los límites. Es fundamental que tanto el padre como la madre estén de acuerdo con las normas establecidas y hagan un frente común. Si los niños descubren discrepancias entre ellos sabrán cómo sacar partido a esa situación. Tampoco resulta eficaz recurrir a los gritos. En caso de ser los niños los que recurren a gritos o pataletas no se puede acceder al chantaje y cumplir sus deseos, porque quizá se calme la situación momentáneamente, pero a la larga, se volverán más exigentes y caprichosos. Conseguir que nuestros hijos respeten las normas y límites requiere de paciencia y determinación. Sin embargo, merece la pena y terminará dando sus frutos.
Cada padre se enfrenta a unas normas diferentes, porque según el niño y la edad, interesa corregir unas situaciones u otras. Yo he realizado un mural con los puntos clave a cumplir, que previamente he pactado con mi hijo y que son un reflejo de las situaciones que quiero corregir, ahora que tiene tan sólo 5 años, y las que me plantean más conflictos. Si hace todo bien recibirá premios, como ir al cine, al parque o dar un paseo por el campo y si se porta mal, habrá penalizaciones por su comportamiento. Desde que están las normas, ha mejorado notablemente su conducta. El punto que me plantea más problemas es el de ponerse la ropa heredada, pero poco a poco he conseguido que vaya aceptando algunas prendas de ropa, que ni siquiera antes consentía en ponérselas.
Así ha quedado mi mural. En la columna izquierda he puesto las seis normas que quiero que se cumplan y los días de la semana, con su correspondiente columna, a la derecha. En cada espacio se pondrán puntos verdes, para cuando supere los retos y puntos rojos para cuando no cumpla lo que se le pide. Lo he plastificado con papel autoadhesivo de forrar libros y lo he fijado a la pared con masilla adhesiva reutilizable, para no dejar marcas.
Mis normas son:
1) Levantarse contenta, sin gritar y sin quejarse a mamá y ponerse la ropa, que previamente hayamos elegido el día anterior.
2) Desayunar en la casa y en el colegio.
3) Comer sentados en la mesa, sin levantarse y la comida que haya preparada
4) Ayudar en las tareas de la casa, porque soy mayor: poner y quitar la mesa, colocar la ropa limpia en los cajones, ayudar a la mamá en la compra, o lo que haya que hacer.
5) Hacer los deberes. Leer un rato todos los días, para aprender bien.
6) Ducharse, cenar y cepillarse los dientes. Antes de irse a la cama, preparar la ropa que me voy a poner al día siguiente para ir al cole. Toda la ropa que tenemos en casa es digna y no ridícula. Me tengo que poner todo lo que tengo: lo que me gusta más y lo que me gusta menos.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, es bastante claro y conciso.

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  2. Los niños y las normas

    Hablamos de ignorar la conducta, hay excep­ciones y una reacción que implique riesgo para la niña es una de ellas. La etapa de los dos años es compleja porque los niños necesitan probar "hasta dónde aguantan papá y mamá". Debéis centraros en varios aspectos:

    http://psicologia-terapias.blogspot.com.ar/2013/06/los-ninos-y-las-normas.html#.UjjqZtIz1Q4

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  3. rodrigo soy trabajadora social de chile tienes face me interesaria compartir experiencias contigo mi nombre es viviana waleska sepulveda silva

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