Hervás y su barrio judío

Hervás posee un interesante patrimonio histórico artístico, destacando sin duda su bello y bien conservado barrio judío, uno de los mejores de España. Se sitúa en el valle del Ambroz, enclavado en las últimas estribaciones de la sierra de Gredos, junto a la Sierra de Béjar. El valle cuenta con un rico legado histórico y arquitectónico y un valioso patrimonio natural. La abundancia de agua ha originado piscinas naturales, pozas, charcas y un patrimonio de frondosos bosques, praderas y huertos con cerezas y ciruelos. Además se pueden encontrar un montón de árboles singulares centenarios. Es una zona de bellísimos contrastes.  En las sierras destacan las colonias de rapaces, en el valle, linces y zorros. Ciervos y jabalíes viven en zonas de bosque.



Miguel de Unamuno alabó este pueblo en sus escritos. Lo describió así: "Hervás, con sus castañares recoletos en la falda de la sierra que hace espalda de Castilla". Es el principal centro de actividad comercial de la comarca. Su barrio judío se halla excelemente conservado y ha sido declarado Conjunto Histórico y Artístico.  Pertenece a la red de juderías de España. Vagando entre sus estrechas calles empedradas se pueden apreciar las casas de adobe con entramados de madera y balconadas y las tejas puestas de adorno en la pared. Destacan las calles de la Amistad Judeo-Cristiana, la del Vado, donde estaba el antiguo hospital, y la de Rabilero, conocida por sus típicas tascas y tiendas de artesanía. Yo me compré un imán para el frigo, con forma de casita típica y un árbol de la vida, bastante colorido, de llavero. Mi pequeño una espada de goma eva, de guerrero medieval. No hay que pasar sin degustar su gastronomía: patatas revueltas, sopa de freje, leche frita, asados, cerezas y ciruelas, productos del cerdo, migas con pimentón y repostería diversa. En pastelería La Candela, regentada por Abigail Cohen, que está casada con un murciano, compramos las típicas pastas judías de semilla de amápola y dátiles y nueces, para chuparse los dedos. Aquí aprendí yo que el pimentón está en Murcia y Cáceres, en la Vega, y en la Vera, respectivamente, por los monjes jerónimos, que lo implantaron en ambas comunidades autónomas, debido a la presencia de su orden, en estas tierras. 



Hay una fuerte tradición artesana en esta localidad, como prueba la importante industria del mueble (de castaño), la cestería o el trabajo de la piel y el cuero, con fábricas de renombre. Todos los años se celebran diversas actividades para conmemorar su pasado judío, como la Fiesta de los conversos, el último fin de semana de junio, en la que participan miles de personas y el Otoño Mágico, en noviembre, declarada fiesta de interés turístico de Extremadura. Vi el pueblo de día y oscureciendo, y he decir que a última hora de la tarde, te impresiona más. No sé por qué pero la energía es diferente y el prisma con el que se ve, cambia y te llena más.

Merece la pena visitar la iglesia barroca de San Juan Baustista  y la parroquia de Santa María. Esta última, de estilo renacentista, fue edificada sobre un antiguo castillo templario. El mirador del castillo se eleva sobre los restos de la torre de esta fortaleza y ofrece una magníficas vistas panorámicas. Había un par de de músicos callejeros cantando e hizo el momento de la visita, especial y único. 



El museo Pérez Comendador Leroux, en un palacio del siglo XVII, alberga la obra del escultor Enrique Pérez Comendador y su mujer Magdalena Leroux. Es original el museo de la moto y el coche clásico.  Como patrimonio natural, destacar el monte Castañar Gallego, uno de los montes de castaño más importantes de Europa. Otras rutas con encanto son la Chorrera, el Pinarrajo o la pista Heidi. ¡Volveremos!




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