Palo de lluvia

Una actividad ideal para que padres y niños de cualquier edad se entretengan (y se ensucien, y se enfaden, y se ... lo típico vamos).
Nuestro pequeño homenaje a la música. Llegamos algo tarde para el 21 de junio, pero la intención es lo que cuenta. Gracias a una idea del Taller de música infantil del EKO de Carabanchel, que organizan todos los jueves desde Mayo de 2012, nos hemos pasado unas tardes haciendo este tubo de lluvia.


Antes de empezar: tarde o temprano al padre se le olvida que lo más importante es pasar unos ratos divertidos, no conseguir un tubo 10! Asi que evitad las ganas de "anda quita que ya lo hago yo".

El material que vamos a necesitar:

  • Un tubo de cartón. Cualquier tienda de telas o ferretería suele tener estos tubos que les sobran cuando se agota una pieza. Os aconsejo que el primero no sea muy largo. Incluso podéis cortarlo. Eso si: intentarlo con un rollo de papel de cocina me parece muy poco audaz.
  • Palillos mondadientes. Mejor que no sean planos, para insertarlos en los agujeros. 
  • Arroz, lentejas o cualquier otra semilla de la cocina. Incluso hemos probado con piedrecitas pequeñas.
  • Cartón para las tapas de los extremos.
  • Papel higiénico para el acabado. A quién se le ocurriría la brillante idea de usar este papel de doble capa. Si queréis este acabado, conseguid el peor papel (desde el punto de vista de la higiene personal) que podáis encontrar, para que no se deshaga.
  • Papel de colores para el acabado.
  • Un punzón
  • Cola blanca (cola de carpintero)

tubo de cartón
palillos
arroz y lentejas
cartón
papel higiénico
papel de colores
punzón (o similar)
cola blanca


Y ahora al tajo. Primero vamos a planificar (planificar? venga ya que esto es pa críos!). Vamos a tener en cuenta dos cosas mutuamente excluyentes:

  • del tipo de semillas y de la densidad de palillos dependerá el que consigamos el efecto de lluvia deseado.
  • si planificamos y calibramos milimétricamente, los críos se nos aburren y dispersan :D (y yo también).

El palo perforado
Así que empezamos marcando con un rotulador puntos a lo largo de una espiral que recorre el tubo de extremo a extremo, con una separación de unos 5 centímetros entre cada punto.
Una vez marcados, agujereamos con el punzón. Según la edad de la niña, probablemente tendréis vosotros que hacer el esfuerzo. Después de agujerear, insertamos los palillos, cortando lo que sobra. Os aconsejo que midáis (a ojo de buen cubero) lo que sobra de palillo y lo cortéis antes de meterlo. Así quedará una superficie mucho más lisa. A continuación, sellad con una gotita de cola blanca cada agujero para que el palillo quede fijado.
tapas de cartón en los extremos

Ya tenemos nuestro tubo con palillos. El siguiente paso es tapar uno de los extremos con un cartón recortado a medida, pegado con cola blanca. Como el secado es bastante rápido, no tendréis que esperar mucho para empezar a echar arroz y lentejas.
Tapando el otro extremo con la mano podéis probar como suena, añadir más lentejas, volver a probar, quitar arroz, volver a probar. Una escoba a mano para no dejar el suelo sembrado de legumbres.
diluyendo la cola blanca

Cuando os convenza el sonido, podéis tapar el otro extremo y ya solo quedará decorarlo!
A nosotros se nos ocurrió recubrirlo de capas de papel higiénico (de doble capa) pegadas con cola blanca diluida. Desastre. El papel de dos capas no tiene mucha consistencia. Y encima "échale un poco de agua a la cola" es algo bastante relativo para un crío con una manguera y ganas de jugar.

acabado (por llamarlo de alguna forma!)
De todas formas, ¡nadie ha dicho que esto era para hacer un trasto chulo para decorar! ¡Se trata de que suene bien!

Precauciones: 

  • el punzón: la superficie cilíndrica del tubo hace que resbale con facilidad. Cuidado con mesas y sobre todo dedos.
  • la cola blanca: os pondréis perdidos de cola blanca. Nada que agua en abundancia y paño húmedo no pueda solucionar, antes de que seque la cola.
Los errores: hay que enseñar el resultado de la actividad al peque antes de empezar, para que se motive. Y el que tenía a mano era un tubo de lluvia artesanal bastante chulo. Así que la reacción al final ha sido la obvia: "Papá, este no es como el del yayo. El suyo mola más!"


el pequeño experimiento junto al gran proyecto

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