Potitos para pequeños gourmets. La alimentación complementaria durante el primer año de vida
Mi pequeño gourmet ya ha comenzado a comer potitos de fruta: maduras y en sazón: a partir del sexto mes; hortalizas y verduras , excepto las de hojas verde oscuro (espinacas, acelgas, remolacha), que nunca se deben introducir antes del noveno mes, por su alto contenido en nitratos y carnes (a partir del sexto mes, siempre cocidas). Una de las recetas estrella, qué más le gusta, a su exigente paladar, es la crema de calabaza. Una crema muy rica en vitamina A, que tiene la ventaja de introducir un sabor fresco y diferente, que ayuda a diversificar el sentido del gusto.
Los ingredientes para 9 potitos de 125 gramos aproximadamente son:
100 gramos de cebolla en trozos no muy grandes
100 gramos de puerro en trozos no muy grandes
30 gramos de aceite de oliva virgen extra
600 gramos de calabaza
100 gramos de patata
280 gramos de agua
1/2 cucharadita de sal
Cocer todos los ingredientes, añadir un chorrito de aceite o una cucharada sopera y triturar con una batidora, un procesador o un robot de cocina. Debe quedar una crema muy fina.
Para hacer purés de verduras con carne, pescado o pollo, una buena idea es hacer una misma base de verduras y a la misma vez, hacer al vapor en la parte superior de la olla, 100 gramos de carne de ternera en dados de 2 cm x 2 cm, envuelta en film transparente; 100 gramos de merluza congelada sin piel ni espinas, envuelta en film transparente; y 100 gramos de pechuga de pollo sin piel, en dados de 2 cm x 2 cm, envuelta en film transparente. Para la base de verduras los ingredientes serían:
40 gramos de aceite de oliva suave
150 gramos de puerro
400 gramos de agua
200 gramos de judías verdes
250 gramos de calabacín
100 gramos de guisantes
50 gramos de pencas de acelga
Una vez cocidos los ingredientes hacer un puré y dividirlo en tres partes iguales. A continuación triture una parte con la carne de ternera y repita el mismo procedimiento con la carne de pollo y el pescado.
Esta papilla debería darse al medio día, para ir acostumbrando al niño al esquema de comidas familiar. Debería empezarse solo con patata, zanahoria y el pollo, incorporando poco a poco más verduras, cuando este sabor ya haya sido aceptado.
Desde el punto de vista nutricional, la alimentación en el primer año de vida es uno de los periodos más críticos: al final del primer año, el niño habrá triplicado su peso al nacer. Esto constituye una hazaña que no volverá a repetir. El aporte de nutrientes deberá ser suficiente para cubrir las demandas de un crecimiento rápido y con tejidos delicados en formación, como puede ser el nervioso: las necesidades son enormes, pero el aporte deberá ser apropiado a la inmadurez de los diferentes órganos.
Durante los primeros cinco meses, el alimento exclusivo del lactante debe ser la leche, bien sea materna o con fórmula de inicio. En esta etapa sus necesidades están cubiertas solo con la leche, y, además, su aparato digestivo no está lo suficientemente maduro como para tolerar y absorber otro tipo de alimento.
Hacia el sexto mes, empieza un periodo de transición, que termina alrededor de año, en el cual se van a introducir alimentos no lácteos para ir acomodando la alimentación del niño a la propia del adulto: se continúa con la lactancia pero complementándola con otros alimentos. Aunque hace unos años hubo una tendencia de hacer esta introducción precozmente, actualmente se respeta el grado de maduración del niño, sin forzar su delicado organismo.
La introducción precoz tiene una serie de inconvenientes, entre otro:
-Interfiere con la lactancia
-Aumenta el aporte de sales y productos de desecho que sobrecargan el riñón aún no maduro del niño.
-Favorece la aparición de alergias e intolerancias alimentarias.
En este periodo, de los seis a los doce meses, los alimentos no lácteos no deben suponer más del 50% del aporte calórico diario total y el aporte de leche no deber ser inferior a 500 ml.
En cuanto a la introducción de los diferentes grupos de alimentos de podría seguir el siguiente esquema: frutas, hortalizas y verduras y carnes, a partir del sexto mes; cereales sin gluten, a partir del sexto mes. A partir del octavo mes, con gluten. A partir de los ocho meses se puede dar al niño trozos de pan para que lo vaya masticando, teniendo mucho cuidado con que el tamaño sea lo suficientemente grande como para que no se lo pueda introducir entero en la boca y se atragante. Esto les ayuda en la dentición y les enseña a masticar. En cuanto a los pescados, a partir del décimo o undécimo mes, o incluso si es al año y medio mejor, porque suele producir muchas alergias; el huevo, siempre después de los once meses, siempre cocido y empezando por la yema, retrasando la introducción de la clara hasta casi los doce meses. El yogur no es recomendable su administración hasta el año de edad. Se elaboran por fermentación de leche de vaca, lo que da lugar a ácido láctico. En lactantes pequeños puede producir acidosis láctica. La leche entera de vaca, no hasta después del año. Si la capacidad económica lo permite es conveniente seguir con fórmula de continuación hasta los tres años de edad. Si puedes dar el pecho, es lo mejor. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y Unicef son:
-Dar exclusivamente leche materna hasta los seis meses.
-Ofrecer otros alimentos complementarios a partir de los seis meses, aunque si el desarrollo sigue siendo adecuado, tal vez no sea necesario darle otros alimentos hasta los siete o incluso los ocho meses.
-Seguir dando el pecho, junto con otros alimentos, hasta los dos años o más.
-Dar alimentos variados
-Dar el pecho antes de los otros alimentos, para que la madre siga teniendo mucha leche.
-Los menores de tres años deberían comer cinco o seis veces al día (al menos).
-Añadir un poco de aceite o mantequilla a las verduras para que tengan más calorías (por supuesto, si lo tenemos a mano, el aceite de oliva es preferible a otros aceites o a la mantequilla).
Según, la Academia Americana de Pediatría, la introducción de otros alimentos no se hace tanto en función de la edad como del grado de desarrollo del bebé. La criatura está lista para tomar otros alimentos cuando:
-Es capaz de sentarse sin ayuda (sería muy difícil dar de comer a un niño que se cae para los lados).
-Pierde el reflejo de extrusión, que hace que los niños expulsen la cuchara con la lengua.
-Muestra interés por la comida de los adultos. Un día u otro, cuando la vea comer, su hijo intentará coger un poco.
-Sabe mostrar hambre y saciedad con sus gestos. El que está saciado, cierra la boca y mueve la cabeza hacia un lado. De esta forma, la madre sabe que su hijo ya no quiere comer más. Cuando el bebé es aún demasiado pequeño para mostrar claramente su saciedad, se corre el riego de que la madre, sin darse cuenta, le dé más comida de la que su hijo quería. Puesto que nunca, nunca, nunca se ha de obligar a comer a un niño, no hay que dar papillas a ningún bebé que aún no sepa negarse a comer cuando no tiene más hambre. También insisten los norteamericanos en la necesidad de introducir los nuevos alimentos de uno en uno, en pequeñas cantidades y con una semana de separación, por lo menos. Así se puede ver qué tal le sientan. Asimismo, recomiendan, lactancia materna exclusiva y a demanda hasta los seis meses y añadir otros alimentos a partir de los seis meses, continuando la lactancia materna, como mínimo, hasta el año, y luego durante todo el tiempo que madre e hijo deseen.
Para cualquier duda, yo siempre recurro a mi pediatra de cabecera, Carlos González, que tiene muchos libros interesantes y de gran ayuda. Carlos González es fundador y presidente de la Asociación Catalana pro Lactancia Materna (ACPAM). Desde 1996 es el responsable del consultorio sobre lactancia materna de la revista Ser padres.
Imprescindibles, a mi juicio, tres de sus títulos:
1) Un regalo para toda la vida. Guía de la lactancia materna. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 2006.
2) Mi niño no me come. Consejos para prevenir y resolver el problema. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 2004.
3) Bésame mucho. Cómo criar a tus hijos con amor. Madrid: Ediciones Temas de Hoy, 2006.
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¡Los potitos están buenísimos! Todo padre o madre debe llevar siempre al menos un potito encima para su bebé. La alimentación de los bebés es una parte fundamental en su desarrollo, por eso, tener siempre a mano un buen abanico de accesorios de alimentación de bebes es totalmente necesario.
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