Denominado Mons Fragorum por los romanos, debido a la fragosidad de su terreno, abrupto y lleno de maleza. Monfragüe ampara un extenso bosque mediterráneo al que se unen embalses, arroyos y roquedos, que le dan a este parque ese carácter tan especial. Desde los observatorios del parque se puede descubrir la increíble fauna autóctona, como ciervos, gatos monteses, nutrias o galápagos, y por supuesto una innumerable cantidad de aves, entre las que destacan las cigüeñas negras, buitres, alimoches y águilas. Un lugar de ensueño para los amantes de la naturaleza y del birding o turismo ornitológico,
El mirador de Peña Falcón o Salto del Gitano, es la mejor ubicación para practicar la observación de aves en su hábitat. Un excelente balcón desde el que podrás, casi literalmente, tocar el cielo.
Alzándose sobre el escarpado y accidentado terreno, está el castillo de Monfragüe. Desde la torre del homenaje hay unas vistas espectaculares de casi todo el parque, con agua embalsada del Tajo, como telón de fondo. La ermita, situada en el patio de armas del castillo, alberga a la Virgen del Monfragüe, una talla del siglo XII, traída desde Jerusalén, por los caballeros cruzados. Un lugar también emblemático es el monasterio del Cristo de la Victoria, en Serradilla, talla de gran realismo del escultor madrileño Domingo de Rioja, del siglo XVII.
Hay numerosos centros de interpretación por la zona para comprender mejor la fisonomía del parque y descubrir sus secretos; su flora y fauna. Cercano a la localidad de Torrejón el Rubio, está el Observatorio Astronómico.
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