Montar casitas puede desquiciar a los padres amantes del orden. Pero lo bueno, es respirar, disfrutar y fluir. Sólo se es niño una vez en la vida. Así que, firmemente creo que es bueno y necesario dejar que los niños decoren a su propio gusto nuestra casa y no ser tan estricto con la disciplina.
Un tiempo tuvimos montada en la buhardilla una casita iglú, que también era ideal como refugio para nuestros niños. El montaje era simple y de mecanismo similar al de las pequeñas tiendas de campaña para dos, de las que se usan para ir de camping. Esa casita la adquirimos en el Ikea. Ahora también hay en forma de circo. La tuvimos que desmontar al ampliar la familia. La acabamos llevando al campo y ahí es dónde terminó de romperse. Sin duda, le sacamos mucho rendimiento.
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