En realidad no hace falta mucho dinero para crear un disfraz original. Todavía recuerdo la brillante idea que tuvieron en la guardería hace ya algunos años, cuando pidieron a los padres de los niños que los lleváramos vestidos de blanco. Con un par de bolsas de basura blancas, cartulina azul y naranja y una pañoleta de plástico de este último color, consiguieron un estupendo disfraz de cocinero-chef.
Además, los libros de texto, suelen llevar recursos para trabajar la fiesta de carnaval. Este año me ha encantado la propuesta del grupo Anaya con su máscara de Papelotes, la mascota de la clase y de Santillana, una original máscara de lobo feroz, que incluso da un poco de miedo. También muy bonita, la cinta de cartulina con elástico y plumas de indio, que han pintado los propios niños y que algunas veces también utilizan los maestros para trabajar el día de la Hispanidad, el 12 de octubre.
Todos los pueblos suelen organizar fiestas infantiles de carnaval para que los niños desfilen con sus colegios o vayan por libre con otro disfraz. Huércal-Overa, no fue menos, pero para mi gusto, demasiada gente para tan pocas atracciones. Incluso diría que hasta peligroso para un pueblo de nuestras dimensiones. Al final optamos por irnos al parque público y de este modo, evitar música alta, pisotones y colas interminables.
¡Nos encantan! Sin duda, cuando llega la época de carnavales, no hay nada mejor como buscar el disfraz perfecto para los peques de la casa. Por suerte, existen tantas alternativas diferentes que será imposible no encontrar el mejor para tu pequeño.
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